Por Felicia J. Persaud
News Americas, Nueva York, NY, 3 de enero de 2025: Mientras el mundo se prepara para despedir el 9 de enero a James Earl Carter Jr., el 39º Presidente de los Estados Unidos, las reflexiones sobre su legado enfatizan sus importantes y a menudo subestimadas contribuciones a las relaciones entre Estados Unidos y el Caribe durante su presidencia de 1977 a 1981. Nacido en Plains, Georgia, el compromiso de Carter con los derechos humanos, la cooperación regional y la diplomacia dio forma a un período transformador para el Caribe, dejando un impacto duradero.
Una visión para el Caribe Oriental
La estrategia caribeña de Carter se centró en los estados más pequeños y recién independizados del Caribe oriental, como Barbados, Granada, Dominica, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas. Se alentó a estas naciones, junto con Trinidad y Tobago, a formar un bloque cohesivo para atraer inversión extranjera y fomentar la estabilidad regional.
La administración Carter apoyó iniciativas como el Grupo Caribeño de Cooperación para el Desarrollo Económico, que se asoció con el Banco Mundial. En 1980, este grupo había cuadriplicado la ayuda exterior a la región a más de mil millones de dólares, haciendo hincapié en proyectos regionales para reducir la dependencia. Los esfuerzos de Carter coincidieron con acontecimientos importantes, incluida la independencia de varios estados del Caribe Oriental, el golpe marxista de 1979 en Granada y la masacre de Jonestown en Guyana, cada uno de los cuales puso a prueba la política exterior estadounidense en la región.
Navegando las tensiones de la Guerra Fría
Los finales de la década de 1970 estuvieron marcados por rivalidades de la Guerra Fría, y la administración de Carter luchó por equilibrar las preocupaciones de seguridad y el desarrollo regional. Robert Pastor, miembro del Consejo de Seguridad Nacional, defendió una mayor ayuda para contrarrestar la influencia soviética y cubana en la región. Sin embargo, esta posición a menudo chocaba con los funcionarios que cuestionaban la magnitud de la amenaza soviética.
El descubrimiento en 1979 de una brigada soviética en Cuba (luego revelado como un error de inteligencia) y el golpe de Granada aumentaron las preocupaciones de seguridad de Estados Unidos. Carter mantuvo un enfoque cauteloso, resistiéndose a grandes compromisos financieros pero enfatizando la participación del sector privado y la cooperación regional.
Cuba: compromiso en medio de desafíos
Los esfuerzos de Carter por normalizar las relaciones con Cuba representaron un cambio audaz con respecto a las políticas estadounidenses anteriores. Su administración reabrió canales diplomáticos, estableció secciones de intereses en La Habana y Washington y negoció acuerdos sobre pesca y fronteras marítimas.
Sin embargo, la normalización se estancó debido a la participación militar de Cuba en África, que Carter criticó públicamente. A pesar de estos desafíos, Carter logró avances humanitarios, incluida la liberación de prisioneros políticos, lo que demuestra su compromiso con el diálogo incluso en medio de divisiones ideológicas con Fidel Castro.
Derechos humanos en Haití
La presidencia de Carter puso un fuerte énfasis en los derechos humanos, una política que se extendió a Haití bajo Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier. Su administración presionó a Duvalier para que liberara a los presos políticos, sentando las bases para la democratización de Haití.
Después de dejar el cargo, continuó la dedicación de Carter a Haití. En 1990, supervisó las primeras elecciones libres en Haití, lo que marcó el fin de décadas de dictadura. Su trabajo a través del Centro Carter apoyó las transiciones democráticas y reforzó su compromiso con los derechos humanos.
Compromiso con Jamaica y los líderes regionales
El acercamiento de Carter al Primer Ministro de Jamaica, Michael Manley, ejemplificó las complejidades de las relaciones entre Estados Unidos y el Caribe. Inicialmente escéptico sobre los vínculos de Manley con Cuba, Carter buscó la diplomacia, resistiendo los llamados a una intervención agresiva. En 1979, expresó su preocupación por alienar a Manley y enfatizó la necesidad de mantener relaciones constructivas.
La estrategia matizada de Carter incluyó involucrar a Andrew Young, ex embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, para navegar por el delicado panorama político en Jamaica. Este enfoque destacó la preferencia de Carter por la diplomacia sobre la confrontación al abordar los desafíos regionales.
Un legado de transformación y humanitarismo
Las iniciativas caribeñas de Carter sentaron las bases para una mayor cooperación regional y desarrollo económico. Su presidencia también marcó un giro hacia el multilateralismo, con un enfoque en fomentar la autosuficiencia entre las naciones caribeñas.
Después de la presidencia, el impacto de Carter en el Caribe se extendió a través de sus esfuerzos humanitarios. A través del Centro Carter, apoyó las transiciones democráticas en Haití, República Dominicana y Guyana. Su trabajo con Hábitat para la Humanidad incluyó la construcción de viviendas en Léogâne, Haití, para los sobrevivientes del terremoto de 2010, lo que ejemplifica su creencia en mejorar vidas a través del servicio.
Como dijo una vez el propio Carter: “Nuestras mayores bendiciones llegan cuando mejoramos las vidas de los demás”.
Recordando a Jimmy Carter
Jimmy Carter, quien falleció a los 100 años el 29 de diciembre de 2024, deja tras de sí un legado definido por la diplomacia, los derechos humanos y el compromiso con la estabilidad regional. Sus contribuciones al Caribe ejemplifican su visión más amplia de paz, justicia y cooperación, convirtiéndolo en una figura transformadora no sólo en la política estadounidense sino también en la historia global.